jueves, 30 de mayo de 2013

SIN NOVEDADES EN EL ENFOQUE INTEGRISTA RELATIVO A LA LAICIDAD.

El sitio católico Zenit publicó hoy una noticia relativa a un libro del cardenal Martínez Sistach bajo el título de "Cristianos en la sociedad del diálogo y de la convivencia”.
No voy a hacer propaganada del libro, mucho menos del sitio, aunque deba ser consultado contínuamente para saber en qué anda el integrismo católico y sus posibles consecuencias a la sociedad laica.
Transcribo los párrafos publicados que dejan ver el estado de "avance" de la ideología clerical relativa a la cuestión:

"Otro tema es el de la laicidad del Estado, y el autor distingue entre la laicidad del Estado y sociedad laica. Recuerda que el Estado, organización jurídico política está al servicio de los ciudadanos, y como “en una sociedad plural y hoy también multiétnica y multirreligiosa”, el Estado “se vuelve incompetente para emitir juicios de valor en materia religiosa”.
Y precisó que “un Estado laico da espacio a las expresiones de la vida social, según también los diversos credos religiosos, salvo el límite del orden público”. En cambio “la sociedad laica es la que pretende negar el permiso religioso, y el derecho de vivir según su propia fe”. Problema que sucede también en los países musulmanes “en los cuales no solamente no existe la libertad religiosa, pero ni siquiera el concepto de reciprocidad”.
El cardenal español, indicó Vallini, “enfrenta este tema cuando afirma que la Iglesia no pretende imponer a otros la propia verdad. La importancia social y pública de la fe cristiana tiene que evitar la pretensión de una hegemonía cultural que se tendría si se reconociera que la verdad se propone pero no se impone”. Reafirmar estos conceptos “es importante y le agradecemos al cardenal haberlo hecho”, dijo.
Tratando del tema de la laicidad hay que insistir en dos aspectos fundamentales: la asunción crítica de la modernidad por parte de los cristianos, dando atención al nexo verdad libertad. Y la modernidad que es concebida muchas veces como laica, que se equivoca a considerar la religión como un nexo privado.
El cardenal Vallini llamó la atención también sobre el tema abordado por el purpurado español, acerca de “la función nutritiva de la Iglesia en la sociedad”, puesto que “las sociedades que corren el riesgo de vaciarse éticamente”, necesitan "una irrigación espiritual de sus ciudadanos”. Link: http://www.zenit.org

Destaco de los párrafos los siguientes puntos:
1. La visión ideologizada de la laicidad en la que se ubica el cardenal. Visión clerical donde no hay aportes, precisamnete, del laicado. No existe un pensamiento autónomo de parte de este sector.
2. El Estado no tiene competencia para emitir juicios de valor en materia religiosa, dijo el prelado. Nosotros decimos: la Iglesia no tiene competencia ni autoridad para emitir jucios de valor en materia moral; no es una autoridad moral sino religiosa, y como tal, sólo válida para aquellos que lo aceptan así.
3. El límite del orden público a la libertad religiosa es, precisamente, el que no respetan los obispos cuando pretenden imponer su ideología a toda la sociedad. Ejemplos, sobran.
4. "El cardenal español, indicó Vallini, “enfrenta este tema cuando afirma que la Iglesia no pretende imponer a otros la propia verdad". Es falso por donde se lo mire. Miremos España, donde han metido la religión en la escuela pública como materia "con nota", evaluable como cualquier materia. En Argentina, la oposición a la reforma del Código Civil es otro ejemplo de cómo quieren imponer "su" verdad y modelo social.
5. El concepto de laicidad no debe ser construido por su enemigo histórico: el clero católico integrista. Lo deben construir los ciudadanos/as.

Una evidencia del continuismo de JPII y BXVI del que el papa actual ha dado, también, algunas señales.