El
nuevo aniversario patrio permitió escuchar las quejas de un integrante de una de
las clases privilegiadas de Argentina, y reflexionar acerca del atraso en que
se encuentra la república y la democracia cerca del bicentenario de la
independencia.
En
cada fecha patria, los obispos católicos reeditan el tradicional “Te Deum” (a
Ti, Dios) - incorporado al diccionario RAE como “tedeum” – al que asisten, no
por imperativo legal sino por costumbre que hecha sus raíces en el nefasto
clericalismo político, no pocos dirigentes y funcionarios electos por el
pueblo.
En ese acto político, disfrazado de “ceremonia
litúrgica”, los prelados utilizan sus púlpitos para cumplir el rol de actores
políticos, el que siempre tuvieron, aunque lo nieguen. Y en esta ocasión, se
destacó el sermón del obispo residente en la provincia de Tucumán, quien
elaboró un discurso plagado de consignas contrarias a la república y la
democracia.
Que un ciudadano argentino disienta de las
políticas públicas de turno, de leyes que no se adecuan a su ideología, o a
sentencias judiciales, y así lo manifiesta, forma parte de la libertad de
expresión que el ordenamiento jurídico le reconoce.
Ahora bien, que el mismo ciudadano confíe “en
que nuestros legisladores sabrán defender los derechos de los tucumanos
oponiéndose a estos intentos”, es otro cantar e implica un liso y claro
llamamiento a no cumplir con las leyes de la nación.
¿Qué disposiciones y leyes no le gustan a un señor
que, gracias al genocida Jorge R. Videla, cobra un sueldo del Estado argentino
gracias a la “ley” 21.950?
Mencionó, en primer lugar, los “protocolos de aborto y de
fertilización asistida inaceptables porque violan el elemental derecho a la
vida y a seguir la propia conciencia avasallando, además, las legítimas
autonomías provinciales” (1). Y atribuyó al poder político el “imponer”
a la sociedad aquella normativa.
La supina ignorancia y autoritarismo del sujeto en
cuestión exige recordarle: 1. Ni el protocolo sobre aborto no punible, no
penado, es decir, permitido, como tampoco la ley 26.862, de Reproducción
Medicamente Asistida, obligan a ningún ciudadano o ciudadana. Son normas que posibilitan
el ejercicio de las libertades de decisión y elección de las personas,
tutelando su autonomía o autodeterminación del proyecto de vida, precisamente,
lo que no hace su iglesia; 2. Las autonomías provinciales, concretamente, el
derecho provincial, está subordinado a la supremacía
federal. Dicho de otro modo, el
“orden jurídico provincial” se subordina al “orden jurídico federal”, por lo
tanto, nunca una ley provincial puede estar por encima de las leyes nacionales.
Otro cantar es que desde una ley nacional se “invite” a las provincias a
adherir a su contenido, o las competencias reservadas por las provincias en
materia legislativa que, en los dos casos que le disgustan, no la tienen.
El segundo disgusto del obispo se enfoca en los “proyectos
curriculares que, además de no respetar el derecho natural, violan la libertad
de enseñanza y el derecho de los padres de elegir la educación que quieren para
sus hijos”.
El problema del obispo es que cree estar todavía en
la última dictadura militar donde su iglesia elaboraba los planes educativos
tendientes a defender la “civilización
occidental y cristiana”, con un
modelo de sociedad para pocos. Ya sabemos los “frutos” que dieron esos planes.
El derecho natural es sólo un postulado ideológico
del catolicismo integrista, desesperado por imponerlo a través de leyes nacionales
y provinciales, donde el primer aspecto a cumplir es la obediencia a la moral
elaborada por el clero. Si esa perspectiva quedara sólo en los colegios
confesionales sería lógico. En esos establecimientos se lleva a cabo el
adoctrinamiento religioso aunque con resultados muy pobres. Es que la religión
no sirve para fundar la moral, y ejemplos sobran.
La sociedad argentina ha cambiado. Los consensos
que se logran en los ámbitos democráticos buscan conformar una sociedad plural,
diversa e inclusiva, con igualdad y respeto a las libertades, modelo social que
difiere al que trató de imponer su iglesia en la última dictadura.
En nuestros tiempos lo “natural” dejó paso a la
construcción cultural, con participación de todos y todas. Y este fenómeno también
roza al supuesto derecho de los padres a elegir la educación (religiosa) de sus
hijos. Son los propios creyentes quienes aceptan que sean sus hijos los que
elijan la religión que les plazca.
Luego la paranoia: “La Iglesia ve amenazado su
derecho de enseñar y yo, como arzobispo, no tengo el derecho de callar. Es
demasiado lo que está en juego en la educación. Nada menos que el futuro de la
Patria porque sin educación no hay ningún futuro".
Sólo en una mente sin matices y autoritaria puede
existir semejante afirmación. El orden público no sólo garantiza sino que
reconoce a la Iglesia Católica la facultad de enseñar de acuerdo a su ideología.
La preocupación del obispo tiene otro sustrato: es la queja por la indiferencia
de los católicos en particular, y los ciudadanos en general, a los postulados
de su religión que hace tiempo no vertebran a la sociedad. Por eso dice: “… se va
creando un ambiente de temor en el que ya no es posible confesar abiertamente
la fe y actuar en consecuencia”.
Es que son los propios creyentes quienes no aceptan
el pensamiento del clero. No sólo la religión es inservible para fundar el acto
moral, sino que el pensamiento episcopal tiene más que nunca un marcado carácter
ideológico ya que los cambios sociales lo han convertido en inactual y anacrónico.
El Sínodo de la Familia, convocado por la propia autoridad eclesiástica es una
prueba de ello.
La realidad antidemocrática y opuesta a los
derechos humanos del catolicismo romano no ha cambiado porque los
representantes de lo sagrado siguen atados a un fósil ideológico.
El llamamiento a no respetar el orden público
nacional, a casi 200 años de independencia, deja ver el talante contrario a la
república y a las libertades, no sólo del personaje en cuestión, sino del
órgano máximo del catolicismo en nuestro país.
Nota
(1) “Duro mensaje de la Iglesia en el tedeum:
"¿De qué democracia hablamos si se convierte en enemigo al que
discrepa?", en http://www.lanacion.com.ar/1809032-duro-mensaje-de-la-iglesia-en-el-tedeum-de-que-democracia-hablamos-si-se-convierte-en-enemigo-al-que-discrepa. Todas las
citas son de esta nota.