Los
femicidios ocurridos en nuestra provincia han merecido el repudio de la
sociedad entera, incluso, el de los dos obispos católico-romanos que residen en
Mendoza quienes con lágrimas de cocodrilo
manifestaron su cercanía espiritual
con las víctimas y sus familiares.
Invocamos
el antiguo refrán popular – emblema del cinismo universal – no sólo para sacar
a la luz el sistemático proceder de la iglesia católica en cuanta materia
social se trate, sino para recordarle a los monseñoratos
- a quienes la sociedad argentina paga un sueldo gracias a una ley del genocida
Videla -, que la institución que presiden es una de las usinas universales de la
violencia patriarcal.
Cabe
recordar que los sujetos en cuestión forman parte de una monarquía teocrática,
sexista, dirigida por varones, en su mayoría gerontes y donde las mujeres
tienen un rol insignificante producto de la discriminación por su género.
No
sólo eso. En la iglesia que presiden, se encuentran todos y cada uno de los
tipos y modalidades de violencia contra las mujeres enumeradas en los artículos
5 y 6 de la ley 26.485. Sea en su organización, funcionamiento e ideología
totalitaria.
Si
bien los tres monoteísmos históricos se llevan mal con las mujeres, enfoquemos
la cuestión en el cristianismo en su rama católica-romana, que fue la religión
impuesta en estas tierras.
1. Derechos humanos de las mujeres:
inexistentes
Como
es sabido, la Santa Sede/Vaticano - dos caras del mismo demonio -, no son
ejemplos en materia de respeto de los derechos humanos. De 103 instrumentos
internacionales, sólo han suscripto poco más de una decena. El último, la
Convención contra la corrupción, fue ratificada 13 años después de haber sido
dictada porque el aguantadero de lavadores de dinero que lucran con su Banco
Central no podía continuar. Está por verse.
Hasta
la fecha sigue sin adherir a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Y como la ideología que la nutre es generada por el machismo en versión
clerical, tampoco ha adherido a la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.
Amparados
en una ficción – el Derecho Divino – su gobierno oligárquico considera que la
fundamentación de los derechos humanos tiene una base antropológica y jurídica
que no admite la trascendencia, por lo tanto, no tienen por qué adherir. Lo que
no se dice, es que el derecho divino siempre es mediado por varones, es decir,
sujeto a interpretación y manipulación de los machos-obispos, como acertadamente los califica el médico
psiquiatra Enrique Stola.
2. Misoginia
institucionalizada
La
violencia contra la mujer es marca registrada en el catolicismo romano. Se debe
a que los usurpadores del poder institucional – el clero – abandonaron sin
prurito alguno el pensamiento de quien afirman fue su fundador.
El
movimiento igualitario del primer cristianismo fue suplantado por un modelo
misógino apuntalado por personajes nefastos como San Agustín, un prostituyente
devenido en casto; el misántropo Santo Tomás de Aquino, quien en la Suma
Teológica hacía apología de la sumisión
servil de las mujeres hacia los maridos, en la que fueron “colocadas por la naturaleza, porque la
naturaleza misma ha otorgado al hombre más discernimiento”. Agrega el autor
al papa León XIII quien en la encíclica Inmortale
Dei anuncia a las mujeres la “Buena
Nueva” de los “varones” (1).
La
violencia que sufren las mujeres dentro de la iglesia católica también ha sido
destacada por el teólogo español Juan José Tamayo – condenado y censurado por
el Vaticano – quien ha señalado cómo el patriarcado clerical coloca a las
mujeres en una situación de subordinación y sometimiento: “No son consideradas sujetos
morales, porque la doctrina moral la elaboran varones conforme a unos
principios patriarcales. No son sujetos
teológicos porque la doctrina teológica también la elaboran varones, a
partir de una Congregación para la Doctrina de la Fe que impone una autoridad
que no necesariamente es la que mejor responde al espíritu originario del
cristianismo. No son sujetos religiosos
ya que no pueden acceder a la esfera de lo sagrado si no es través de la
mediación de los varones (sacerdotes, obispos, papa…). No son sujetos eclesiales ya que no pueden ejercer funciones
directivas, ni asumir puestos de responsabilidad en la comunidad cristiana, sin
estar supervisadas por un sacerdote, que es varón” (2).
La
violencia de género no sólo se refleja en aquellos aspectos. Jurídicamente, el
Código de Derecho Canónico se encarga de tutelarla al abordar el estatuto
jurídico de los laicos. Surge más claramente si se lo compara con el que tienen
los clérigos. Es decir, la igualdad jurídica y de trato hacia las mujeres no
existe en el catolicismo romano.
3. Imágenes femeninas:
construidas por el machismo clerical
Como
señala la doctrina oficial católica, la mujer no es ni puede ser imagen de
Cristo. Entonces, ¿cuáles son las imágenes que el machismo clerical ha
construido a lo largo de su historia?
Cuatro
son las que estudiosos como Guy Bechtel destacan, ellas son: la puta, la bruja,
la santa y la tonta. Cualquiera de ellas puede encontrarse en las escrituras
que los obispos consideran sagradas, como
también en elaboraciones teológicas posteriores al canon bíblico.
La
imagen de la santa remite directamente a la de la virgen. Pero acá también hay
una grosera manipulación del machismo clerical. Deschner lo explica con
claridad:
“Así que únicamente María,
pura, sin mancha, virgen ante partum, in partu y post partum, se convirtió al
final en la gloriosa antagonista —en todo— de Eva, de la pecadora, de la
culpable, de la compañera de la serpiente —es decir, del falo—, de la mujer. Y
cuanto más se ensalzaba a la Virgen, tanto más se degradaba a todas las mujeres
(naturales y vivas). Por una parte, una incomparable hiperdulía; por la otra,
una difamación casi infinita. Ambas cosas mantenían una inconmovible
reciprocidad” (3).
Aquello
es poco. El machismo clerical también se extendió a la virgen - la valquiria
más importante del catolicismo - convirtiéndola en instrumento del patriarcado:
“esclava del Señor” y “sierva de Dios”,
es decir, del sacerdote”, según el teólogo alemán.
¿Eso
quiere decir que en el catolicismo romano existe una sola visión de la mujer,
construida sólo por varones machistas? Por supuesto que no. Surge, pues, la
perspectiva feminista de católicas comprometidas, que intentan darle coherencia
a su religión rompiendo los cánones machistas fijados por el clero. La larga
lista de teólogas censuradas, sobre todo por el tándem Juan Pablo II-Benedicto
XVI, es un ejemplo.
El
problema es que el feminismo católico, crítico del androcentrismo interno, es
repudiado por el poder eclesiástico-machista. No existe ni existirá con ellas “cultura del encuentro”.
Surge
acá lo que los obispos llaman “ideología de género”, un enemigo declarado del
machismo clerical y contra el cual no retacean en insultar cada vez que pueden
y al que le atribuyen la disolución de la familia (versión clerical), e ir
contra la naturaleza de los sexos. Precisamente, el modelo de familia que
contribuye al mantenimiento de la estructura social patriarcal y a la subordinación
incondicional de las mujeres.
4. Lobby machista-clerical
contra las mujeres. El papel de Bergoglio
Con
aquel bagaje discriminatorio y violento, la iglesia hace lo imposible por
impregnar la cultura de la sociedad secularizada y los obispos pretenden
influir en las políticas públicas de los estados, siempre y cuando encuentren
sectores políticos serviles que hacen de la ignorancia su bandera.
Se
observa en aquellas leyes y políticas que tienen que ver con la autonomía de
las mujeres, sean para ejercer su sexualidad, o disponer de su cuerpo ¡Nada de
disponer del cuerpo!, salvo para flagelarse en un convento de monjas, ahí sí
tienen permiso y se les concede libertad
de elección y decisión.
Por
su parte, Bergoglio, aparentando apertura, trata de acercarse al colectivo
femenino mediante la creación de una comisión interna que estudiará los
antecedentes del diaconado.
Pero
su demagogia es brutal. De instaurarse, las diaconisas serán subalternas de
curas, obispos, cardenales y del propio papa, perpetuando el estado de
humillación y servidumbre, en palabras del teólogo español.
5. Lágrimas de cocodrilo: los
neofariseos con sotana fingen dolor
Dice
el escueto - y no menos hipócrita - comunicado emitido por los obispos:
“Nos debemos un debate sereno
y honesto, haciéndonos cada uno cargo de la cuota de responsabilidad que
podamos tener en esta lamentable situación en la que nos encontramos y en
buscar los medios eficaces para revertirla” (4).
Pasando
por alto la cursi fraseología eclesiástica, se les podría preguntar cómo y
cuándo se harán cargo de la cuota de responsabilidad que tienen en la
generación de violencia patriarcal. Si podrán abandonar el fariseísmo - que
causa náuseas a la sociedad secularizada - y trabajar para que su religión deje
der ser causa estructural de la violencia contra las mujeres.
Sostiene
De Paoli: “La autoridad eclesiástica,
desde hace siglos, ha establecido una “cadena asociativa” entre
mujer-pecado-subordinación, así como entre varón-poder-violencia. El pecado
original se le achaca a Eva y la acción salvadora de Dios se realiza por medio
del sexo masculino. Los hijos de Dios tienen el monopolio de la
representatividad de Cristo, las hijas de Eva la del pecado” (5).
Las
causas de la violencia contra las mujeres en la sociedad son numerosas. Todas
se generan dentro del sistema patriarcal del cual la iglesia católica, con sus
dogmas, doctrinas, imágenes y ritos, es uno de sus pilares históricos.
No
en vano, el genial teólogo español citó a la filósofa feminista Mary Daly para ilustrar
la vergonzosa discriminación y violencia que padecen las mujeres en el
catolicismo romano: “Si Dios es varón, entonces el varón es
Dios”. ¡Patriarcado en estado puro! (6).
Notas
(1)
De
Paoli, Luigi, Psicoanálisis del Cristianismo, en http://www.ildialogo.org/parola/approfondimenti/PsicoanalisisdelCristianismo.pdf
(2) Tamayo, Juan José, Otra
teología es necesaria, en http://www.atrio.org/author/juan-jose-tamayo/
(3) Deschner, Karlheinz, Historia Sexual del
Cristianismo, p. 120, http://www.ignaciodarnaude.com/textos_diversos/Historia%20Sexual%20del%20Cristianismo,K.Deschner.pdf
(4) “Cercanía espiritual con las víctimas”, http://www.mdzol.com/opinion/696744-cercania-espiritual-con-las-victimas/
“Sin hablar de "femicidio", la
Iglesia llamó a un "debate sereno", en http://www.mdzol.com/nota/696746-sin-hablar-de-femicidio-la-iglesia-llamo-a-un-debate-sereno/
(5) Ibídem.
(6) http://www.redescristianas.net/mujeres-diaconisas-y-subalternasjuan-jose-tamayo-director-de-la-catedra-de-teologia-y-ciencias-de-las-religiones-universidad-carlos-iii-de-madrid/