lunes, 3 de octubre de 2016

MACHISMO RELIGIOSO

Los femicidios ocurridos en nuestra provincia han merecido el repudio de la sociedad entera, incluso, el de los dos obispos católico-romanos que residen en Mendoza quienes con lágrimas de cocodrilo manifestaron su cercanía espiritual con las víctimas y sus familiares.
Invocamos el antiguo refrán popular – emblema del cinismo universal – no sólo para sacar a la luz el sistemático proceder de la iglesia católica en cuanta materia social se trate, sino para recordarle a los monseñoratos - a quienes la sociedad argentina paga un sueldo gracias a una ley del genocida Videla -, que la institución que presiden es una de las usinas universales de la violencia patriarcal.
Cabe recordar que los sujetos en cuestión forman parte de una monarquía teocrática, sexista, dirigida por varones, en su mayoría gerontes y donde las mujeres tienen un rol insignificante producto de la discriminación por su género.
No sólo eso. En la iglesia que presiden, se encuentran todos y cada uno de los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres enumeradas en los artículos 5 y 6 de la ley 26.485. Sea en su organización, funcionamiento e ideología totalitaria.
Si bien los tres monoteísmos históricos se llevan mal con las mujeres, enfoquemos la cuestión en el cristianismo en su rama católica-romana, que fue la religión impuesta en estas tierras.
1. Derechos humanos de las mujeres: inexistentes
Como es sabido, la Santa Sede/Vaticano - dos caras del mismo demonio -, no son ejemplos en materia de respeto de los derechos humanos. De 103 instrumentos internacionales, sólo han suscripto poco más de una decena. El último, la Convención contra la corrupción, fue ratificada 13 años después de haber sido dictada porque el aguantadero de lavadores de dinero que lucran con su Banco Central no podía continuar. Está por verse.
Hasta la fecha sigue sin adherir a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y como la ideología que la nutre es generada por el machismo en versión clerical, tampoco ha adherido a la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.
Amparados en una ficción – el Derecho Divino – su gobierno oligárquico considera que la fundamentación de los derechos humanos tiene una base antropológica y jurídica que no admite la trascendencia, por lo tanto, no tienen por qué adherir. Lo que no se dice, es que el derecho divino siempre es mediado por varones, es decir, sujeto a interpretación y manipulación de los machos-obispos, como acertadamente los califica el médico psiquiatra Enrique Stola.
2. Misoginia institucionalizada
La violencia contra la mujer es marca registrada en el catolicismo romano. Se debe a que los usurpadores del poder institucional – el clero – abandonaron sin prurito alguno el pensamiento de quien afirman fue su fundador.
El movimiento igualitario del primer cristianismo fue suplantado por un modelo misógino apuntalado por personajes nefastos como San Agustín, un prostituyente devenido en casto; el misántropo Santo Tomás de Aquino, quien en la Suma Teológica hacía apología de la sumisión servil de las mujeres hacia los maridos, en la que fueron “colocadas por la naturaleza, porque la naturaleza misma ha otorgado al hombre más discernimiento”. Agrega el autor al papa León XIII quien en la encíclica Inmortale Dei anuncia a las mujeres la “Buena Nueva” de los “varones” (1).
La violencia que sufren las mujeres dentro de la iglesia católica también ha sido destacada por el teólogo español Juan José Tamayo – condenado y censurado por el Vaticano – quien ha señalado cómo el patriarcado clerical coloca a las mujeres en una situación de subordinación y sometimiento: No son consideradas sujetos morales, porque la doctrina moral la elaboran varones conforme a unos principios patriarcales. No son sujetos teológicos porque la doctrina teológica también la elaboran varones, a partir de una Congregación para la Doctrina de la Fe que impone una autoridad que no necesariamente es la que mejor responde al espíritu originario del cristianismo. No son sujetos religiosos ya que no pueden acceder a la esfera de lo sagrado si no es través de la mediación de los varones (sacerdotes, obispos, papa…). No son sujetos eclesiales ya que no pueden ejercer funciones directivas, ni asumir puestos de responsabilidad en la comunidad cristiana, sin estar supervisadas por un sacerdote, que es varón” (2).
La violencia de género no sólo se refleja en aquellos aspectos. Jurídicamente, el Código de Derecho Canónico se encarga de tutelarla al abordar el estatuto jurídico de los laicos. Surge más claramente si se lo compara con el que tienen los clérigos. Es decir, la igualdad jurídica y de trato hacia las mujeres no existe en el catolicismo romano.
3. Imágenes femeninas: construidas por el machismo clerical
Como señala la doctrina oficial católica, la mujer no es ni puede ser imagen de Cristo. Entonces, ¿cuáles son las imágenes que el machismo clerical ha construido a lo largo de su historia?
Cuatro son las que estudiosos como Guy Bechtel destacan, ellas son: la puta, la bruja, la santa y la tonta. Cualquiera de ellas puede encontrarse en las escrituras que los obispos consideran sagradas, como también en elaboraciones teológicas posteriores al canon bíblico.
La imagen de la santa remite directamente a la de la virgen. Pero acá también hay una grosera manipulación del machismo clerical. Deschner lo explica con claridad:
“Así que únicamente María, pura, sin mancha, virgen ante partum, in partu y post partum, se convirtió al final en la gloriosa antagonista —en todo— de Eva, de la pecadora, de la culpable, de la compañera de la serpiente —es decir, del falo—, de la mujer. Y cuanto más se ensalzaba a la Virgen, tanto más se degradaba a todas las mujeres (naturales y vivas). Por una parte, una incomparable hiperdulía; por la otra, una difamación casi infinita. Ambas cosas mantenían una inconmovible reciprocidad” (3).
Aquello es poco. El machismo clerical también se extendió a la virgen - la valquiria más importante del catolicismo - convirtiéndola en instrumento del patriarcado: “esclava del Señor” y “sierva de Dios”, es decir, del sacerdote”, según el teólogo alemán.
¿Eso quiere decir que en el catolicismo romano existe una sola visión de la mujer, construida sólo por varones machistas? Por supuesto que no. Surge, pues, la perspectiva feminista de católicas comprometidas, que intentan darle coherencia a su religión rompiendo los cánones machistas fijados por el clero. La larga lista de teólogas censuradas, sobre todo por el tándem Juan Pablo II-Benedicto XVI, es un ejemplo.
El problema es que el feminismo católico, crítico del androcentrismo interno, es repudiado por el poder eclesiástico-machista. No existe ni existirá con ellas “cultura del encuentro”.
Surge acá lo que los obispos llaman “ideología de género”, un enemigo declarado del machismo clerical y contra el cual no retacean en insultar cada vez que pueden y al que le atribuyen la disolución de la familia (versión clerical), e ir contra la naturaleza de los sexos. Precisamente, el modelo de familia que contribuye al mantenimiento de la estructura social patriarcal y a la subordinación incondicional de las mujeres.
4. Lobby machista-clerical contra las mujeres. El papel de Bergoglio
Con aquel bagaje discriminatorio y violento, la iglesia hace lo imposible por impregnar la cultura de la sociedad secularizada y los obispos pretenden influir en las políticas públicas de los estados, siempre y cuando encuentren sectores políticos serviles que hacen de la ignorancia su bandera.
Se observa en aquellas leyes y políticas que tienen que ver con la autonomía de las mujeres, sean para ejercer su sexualidad, o disponer de su cuerpo ¡Nada de disponer del cuerpo!, salvo para flagelarse en un convento de monjas, ahí sí tienen permiso y se les concede libertad de elección y decisión.
Por su parte, Bergoglio, aparentando apertura, trata de acercarse al colectivo femenino mediante la creación de una comisión interna que estudiará los antecedentes del diaconado.
Pero su demagogia es brutal. De instaurarse, las diaconisas serán subalternas de curas, obispos, cardenales y del propio papa, perpetuando el estado de humillación y servidumbre, en palabras del teólogo español.
5. Lágrimas de cocodrilo: los neofariseos con sotana fingen dolor
Dice el escueto - y no menos hipócrita - comunicado emitido por los obispos:
“Nos debemos un debate sereno y honesto, haciéndonos cada uno cargo de la cuota de responsabilidad que podamos tener en esta lamentable situación en la que nos encontramos y en buscar los medios eficaces para revertirla” (4).
Pasando por alto la cursi fraseología eclesiástica, se les podría preguntar cómo y cuándo se harán cargo de la cuota de responsabilidad que tienen en la generación de violencia patriarcal. Si podrán abandonar el fariseísmo - que causa náuseas a la sociedad secularizada - y trabajar para que su religión deje der ser causa estructural de la violencia contra las mujeres.
Sostiene De Paoli: “La autoridad eclesiástica, desde hace siglos, ha establecido una “cadena asociativa” entre mujer-pecado-subordinación, así como entre varón-poder-violencia. El pecado original se le achaca a Eva y la acción salvadora de Dios se realiza por medio del sexo masculino. Los hijos de Dios tienen el monopolio de la representatividad de Cristo, las hijas de Eva la del pecado” (5).
Las causas de la violencia contra las mujeres en la sociedad son numerosas. Todas se generan dentro del sistema patriarcal del cual la iglesia católica, con sus dogmas, doctrinas, imágenes y ritos, es uno de sus pilares históricos.
No en vano, el genial teólogo español citó a la filósofa feminista Mary Daly para ilustrar la vergonzosa discriminación y violencia que padecen las mujeres en el catolicismo romano: “Si Dios es varón, entonces el varón es Dios”. ¡Patriarcado en estado puro! (6).


Notas
(1)   De Paoli, Luigi, Psicoanálisis del Cristianismo, en http://www.ildialogo.org/parola/approfondimenti/PsicoanalisisdelCristianismo.pdf
(2)  Tamayo, Juan José, Otra teología es necesaria, en http://www.atrio.org/author/juan-jose-tamayo/ 
(3)  Deschner, Karlheinz, Historia Sexual del Cristianismo, p. 120,   http://www.ignaciodarnaude.com/textos_diversos/Historia%20Sexual%20del%20Cristianismo,K.Deschner.pdf
(4)   “Cercanía espiritual con las víctimas”, http://www.mdzol.com/opinion/696744-cercania-espiritual-con-las-victimas/
“Sin hablar de "femicidio", la Iglesia llamó a un "debate sereno", en http://www.mdzol.com/nota/696746-sin-hablar-de-femicidio-la-iglesia-llamo-a-un-debate-sereno/
(5)  Ibídem.
(6)  http://www.redescristianas.net/mujeres-diaconisas-y-subalternasjuan-jose-tamayo-director-de-la-catedra-de-teologia-y-ciencias-de-las-religiones-universidad-carlos-iii-de-madrid/